ETCETERA AZUL

Expedición Rizomática

jueves, 3 de marzo de 2011

CALIENTE CALIENTE

“Roció con agua a Caléndula, y devolvió el color a sus mejillas” El Rey Midas

El humor se considera una elaboración sofisticada de la inteligencia, una carcajada suele espantar el miedo, la risa irreverente irrumpe y perturba, la broma posibilita otras percepciones, otros goces y como divertimento es un activador relajado del sentir humano inmerso en las tensas y complicadas instancias de la realidad.

Con sus agudas interpretaciones el humor hace fisura en la cotidianidad, instala miradas flexibles abriendo fuentes de discusión insospechadas, al burlarse de todo quiebra la realidad, permea los pilares impuestos llenos de formalismos exagerados, crítica y confronta al establecimiento, a los que secuestran la libre opinión y a las decisiones que deforman el disfrute de la ciudad.

El arte salpicado de lo humorístico emancipa y es ruptura que posiciona complejas lecturas y maneras de hacer arte; de estas miradas inéditas de divertidas y dramáticas transgresiones, han surgido importantes piezas iconográficas para un arte que respira humor: Débora Arango, Jaime Garzón, Don Quijote, Mark Twin, “El regalo” de Man Ray, “La Fuente” de Duchamp, “Mona Lisa”, “Juegos de niños” de Peter Bruegel el viejo.

La representación del cuerpo en la obra “calentamiento global” era inapropiada y obsoleta bajo su voluptuosidad deforme; la mofa y críticas no faltaron entre los ciudadanos, quienes no daban crédito a las desproporciones de las figuras, que por momentos parecían una broma de mal gusto. La reacción ciudadana era necesaria, lo que se instala en el espacio público, no tiene porque ser eterno e inamovible; más con esta obra gestada desde una rayana obviedad y atiborrada de relieves figurativos.

La obra de Edgar Negret en la fachada del Banco de la República, la escultura del general Santander del escultor Raoult Verlet, las bellas farolas regalo del gobierno francés, el Club del Comercio, el Hotel Bucárica; son testimonios patrimoniales del carácter y criterios que moldearon la ciudad en el parque Santander cuando se erigía como capital del departamento.

Todo indica que la pieza “calentamiento global” obedeció a criterios oportunistas de carácter comercial; se trataba de vender la idea a como diera lugar: aunque la Sagrada Familia entrara en pleitos de divorcio, así las farolas del parque perdieran su sensualidad y los peatones se atragantaran entre los glúteos siliconados de la escultura.

La obra no era coherente con las premisas y compromisos sociales con el espacio público contemporáneo, los principios básicos que deben interactuar se vulneraron y negaron por parte de los cómplices del atropello a este lugar histórico; al removerlas se comprobó que todo se puede corregir, incluso las decisiones impuestas sin la debida socialización y concertación.

No reaccionamos frente al cierre del Dicas, nadie convenció a los herederos de Saúl Díaz que mantuvieran en pie el Teatro Garnica, nadie ni la misma Vanguardia Liberal dijo nada sobre la desaparición del suplemento cultural, nada detiene el deterioro acelerado del Teatro Peralta y la reconstrucción eterna del Centro Cultural del Oriente; anomalías que demuestran la incapacidad de reacción frente a tantos vacíos; dado que ejercemos una ciudadanía pasiva y mansa minimizando nuestras posibilidades de participación y de cambio.

Hoy se discute en espacios virtuales de opinión; donde por fortuna no hay censura, ni represalias de control, lugares abiertos de encuentro que vienen consolidando una opinión activa para repensar la realidad y actuar en consecuencia contra los desatinos públicos.

Recibir un aporte de la “Grey Star”, resulta una contradicción ética; aunque se hagan desde las nobles premisas de lo cultural; no nos digamos mentiras, jamás una obra de arte podrá proporcionar mayores placeres o más vitalidad que un vaso de agua pura o la sombra acogedora de un árbol…que no daría Midas por una leve burla de labios de Caléndula su petrificada hija; los alimentos del arte son otros, igualmente vitales y necesarios en una sociedad cada vez mas enajenada con los principios de vida.

OCTAVIO ESCALANTE

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