ETCETERA AZUL

Expedición Rizomática

lunes, 14 de marzo de 2011

CIUDAD SIN PARQUES

“Todas estas máquinas súbitas que atolondran la imaginación y los ojos, son el índice de la vida contemporánea que es un proceso de embutir la naturaleza”
Jaime Barrera Parra




Somos vestigios de un nacimiento común, huellas vivas que nos remiten a un origen ancestral, donde la morada era el bosque ilimitado y misterioso; habitado por lo instintivo, lo salvaje, lo primigenio; mientras las hojas del bosque llenaron de sombras los linderos.
El hábitat se hizo cada vez más grande, se desplazó la redondez del paisaje, transformándolo en escenarios de concreto, hasta que los reducidos parques y jardines, se convirtieron en añoranzas del paraíso perdido; las ciudades fueron negando el frescor de los árboles, el color de las flores y bajo este manto sombrío, los días ahuyentaron las fantasías de los recuerdos.


Las urbes, colmenas humanas, se bifurcaron dando espacio a un hábitat compartido, donde sobre todo se impone la tecnología del hombre; mientras los animales y arboles espantados, sucumbieron ante el afán mercantil invasor; el hombre como un amo malcriado, se erigió como constructor del destino; creó políticas para el progreso, sin tener en cuenta las propias políticas de la naturaleza.
La vivienda de barro, morada para los seres y objetos del hombre, se habitó también con las plantas y animales que aliviaron el vacío del bosque perdido: el aroma de las flores, el eco agudo del canto del grillo, la incesante labor de la hormiga, la fidelidad del perro, el bullicio de la gallina, el misterio de la salamandra y otros animales que entraron al mundo de las fábulas, mitos y fantasías.

Las casas se erigieron como limites concretos para protegerse del acecho de lo salvaje; creando un mundo habitado por objetos que forjaron iconos venerados como sagrados y de la densidad del símbolo, surgió una humanidad renovada y sofisticada; mientras el calor del fuego forjo lo familiar y tendió un lazo con la muerte para abrir una honda brecha: el hombre entierra a sus muertos, el animal no.
Un sobrevivir que va revelando algo tenaz: una incomodidad visceral, una saga de sensaciones impuestas en una cotidianidad utilitarista y consumista. La incomodidad ha sido total, los encuentros son cada vez más agresivos entre la ciudad y la naturaleza; lo natural va camino a su extinción y por ende el hombre también.

El artificio es el lugar donde quizás libramos la batalla por alejar a ese "yo" animal que aún habita y pugna por vivir en el corazón de la humanidad, vibrando en las necesidades holísticas del convivir...


Como vecino del parque “San Francisco” me sorprendo de ver que en mitad del parque una empresa privada, haya instalado una estación de gas de alta peligrosidad y los domingos cuando el parque está lleno de gente y los niños juguetean; entro en pánico al pensar que algo falle y el parque vuele en pedazos.
Recibimos a cambio de esta molestosa y letal invasión de la multimillonaria empresa alguna retribución social, ¿Esa empresa tiene alguna obligación social frente a la comunidad?, ¿Arreglan al menos los juegos de los niños, les hacen mantenimiento?
Esperamos que el parque Santander en su actual remodelación, después del sonido amenazador de la motosierra, entienda que los parques aún son los lugares del divertimento familiar ciudadano; espacios públicos que deben ser el lugar de la civilidad, del disfrute cultural y no el espacio para esas escuelas del ocio en que se han convertido los C.A.I.
Nunca he visto a un solo policía intentando arreglar o gestionar para sostener los juegos de los niños; los invito a observar en los escasos parques de la ciudad, son lo más lamentable que puede haber para el entretenimiento de los infantes.
Recorro la ciudad en bicicleta en contacto directo con la ciudad; no la transito en las burbujas enajenadas de los carros y puedo decir con cierta tristeza que las calles y parques de Bucaramanga, son hoy en día, el inodoro más grande que tiene el departamento.

Al cambiar el entorno, hemos perdido la conexión con la naturaleza, con el parque, ya no cuidamos la casa común; habitamos un mundo cada vez más impredecible; los ríos, el aire, los animales antes fuente de vida, hoy son presagios de tragedia.
Sin embargo, existe una racionalidad por transgredir y transformar; creando nuevas realidades que reconozcan lo natural y lúdico dentro del hombre que habla, filosofa, observa, crea y propone.

OCTAVIO ESCALANTE

sábado, 5 de marzo de 2011

SER O MER CANCIA

“Hasta para hacer el dinero se necesita agua”

El arte postal nació como resistencia a convertir el arte en mercancía; oposición creativa frente al enrarecido ambiente de las galerías, museos y mercados del arte. Desde sus comienzos el arte postal trascendió fronteras, en espacios alternativos posibilitó acciones rizomáticas y permitió que diversos puntos desde cualquier lugar del planeta se encontraran.

Con su movilidad sin límites consolidó redes de intercambio: con exitosas campañas internacionales a favor de los enfermos del sida, por correo ejerció presión política en la recuperación de la libertad de pensadores encarcelados por las tiranías.

Ahora continúa como tejido activo en búsqueda de un sujeto colectivo, que sin soberanías, ni posturas ideológicas aborde problemas comunes; haciendo desaparecer los centralismos que territorializan el deseo, con formas de represión que deforman los propósitos comunes: el estado actual es ante todo el PODER de ejercer control sobre las comunidades.

Pese al hostigamiento inclemente de la “grey star” con la compra sistemática de periodistas, gestores culturales y políticos; debemos reaccionar en procura de recuperar la autonomía y conservar la vida como eje principal de nuestra realidad geopolítica.

Las mercancías han sido beneficiadas con aparatosas estructuras políticas sumisas, cómplices y han ejercido su protagonismo defendiendo el libre comercio, donde lo económico juega un rol preponderante y favorece el acelerado consumismo que se encarga de convertir todo lo que toca en mercancía.

Lo estatal no promueve espacios de apertura con políticas concertadas en base a nuestros problemas comunes, no los que ellos priorizan e inventan y en cambio deberían asumir una región ampliada con vertientes participativas que desde su potencial humano fortalezca la movilidad de lo afectivo, de lo espiritual, del accionar por la vida, de lo cultural…

Los propósitos comunes deben generar fuertes discusiones sobre el control y priorización del gasto público, ya que como comunidades en permanente devenir merecemos cambiar y mejorar.

El Agua es ahora debate crítico y prioridad dentro de los planes de gobierno de las regiones y tema de consultas populares; los ríos y fuentes hídricas son recursos naturales irrenunciables para las futuras generaciones. El agua no es una mercancía, ni lo fue en la antigüedad; al venderla los estados cobran un derecho fundamental que evidencia una profunda crisis en sus políticas de vida.

Tal como nos vemos somos; por lo tanto, nos están cobrando lo que en esencia somos: AGUA.

Lejos de solicitar una economía paternalista, queremos la defensa del agua y el manejo público de este recurso que debe reflejar la sincronía entre naturaleza, humanidad y gobierno: como inteligencia vital que reconoce en la unidad, el principio de sobre vivencia en la trama de la vida, de cada individuo y de todo estado posible o deseable.

OCTAVIO ESCALANTE

jueves, 3 de marzo de 2011

CALIENTE CALIENTE

“Roció con agua a Caléndula, y devolvió el color a sus mejillas” El Rey Midas

El humor se considera una elaboración sofisticada de la inteligencia, una carcajada suele espantar el miedo, la risa irreverente irrumpe y perturba, la broma posibilita otras percepciones, otros goces y como divertimento es un activador relajado del sentir humano inmerso en las tensas y complicadas instancias de la realidad.

Con sus agudas interpretaciones el humor hace fisura en la cotidianidad, instala miradas flexibles abriendo fuentes de discusión insospechadas, al burlarse de todo quiebra la realidad, permea los pilares impuestos llenos de formalismos exagerados, crítica y confronta al establecimiento, a los que secuestran la libre opinión y a las decisiones que deforman el disfrute de la ciudad.

El arte salpicado de lo humorístico emancipa y es ruptura que posiciona complejas lecturas y maneras de hacer arte; de estas miradas inéditas de divertidas y dramáticas transgresiones, han surgido importantes piezas iconográficas para un arte que respira humor: Débora Arango, Jaime Garzón, Don Quijote, Mark Twin, “El regalo” de Man Ray, “La Fuente” de Duchamp, “Mona Lisa”, “Juegos de niños” de Peter Bruegel el viejo.

La representación del cuerpo en la obra “calentamiento global” era inapropiada y obsoleta bajo su voluptuosidad deforme; la mofa y críticas no faltaron entre los ciudadanos, quienes no daban crédito a las desproporciones de las figuras, que por momentos parecían una broma de mal gusto. La reacción ciudadana era necesaria, lo que se instala en el espacio público, no tiene porque ser eterno e inamovible; más con esta obra gestada desde una rayana obviedad y atiborrada de relieves figurativos.

La obra de Edgar Negret en la fachada del Banco de la República, la escultura del general Santander del escultor Raoult Verlet, las bellas farolas regalo del gobierno francés, el Club del Comercio, el Hotel Bucárica; son testimonios patrimoniales del carácter y criterios que moldearon la ciudad en el parque Santander cuando se erigía como capital del departamento.

Todo indica que la pieza “calentamiento global” obedeció a criterios oportunistas de carácter comercial; se trataba de vender la idea a como diera lugar: aunque la Sagrada Familia entrara en pleitos de divorcio, así las farolas del parque perdieran su sensualidad y los peatones se atragantaran entre los glúteos siliconados de la escultura.

La obra no era coherente con las premisas y compromisos sociales con el espacio público contemporáneo, los principios básicos que deben interactuar se vulneraron y negaron por parte de los cómplices del atropello a este lugar histórico; al removerlas se comprobó que todo se puede corregir, incluso las decisiones impuestas sin la debida socialización y concertación.

No reaccionamos frente al cierre del Dicas, nadie convenció a los herederos de Saúl Díaz que mantuvieran en pie el Teatro Garnica, nadie ni la misma Vanguardia Liberal dijo nada sobre la desaparición del suplemento cultural, nada detiene el deterioro acelerado del Teatro Peralta y la reconstrucción eterna del Centro Cultural del Oriente; anomalías que demuestran la incapacidad de reacción frente a tantos vacíos; dado que ejercemos una ciudadanía pasiva y mansa minimizando nuestras posibilidades de participación y de cambio.

Hoy se discute en espacios virtuales de opinión; donde por fortuna no hay censura, ni represalias de control, lugares abiertos de encuentro que vienen consolidando una opinión activa para repensar la realidad y actuar en consecuencia contra los desatinos públicos.

Recibir un aporte de la “Grey Star”, resulta una contradicción ética; aunque se hagan desde las nobles premisas de lo cultural; no nos digamos mentiras, jamás una obra de arte podrá proporcionar mayores placeres o más vitalidad que un vaso de agua pura o la sombra acogedora de un árbol…que no daría Midas por una leve burla de labios de Caléndula su petrificada hija; los alimentos del arte son otros, igualmente vitales y necesarios en una sociedad cada vez mas enajenada con los principios de vida.

OCTAVIO ESCALANTE